EJERCICIO 4 - Cuidar con 3 Preguntas
Nos han introducido tan profundamente que “los hombres no tenéis sentimientos” que muchas veces actuamos como si realmente no los tuviéramos.
Estoy seguro que alguna vez te has encontrado frente a esta situación (o parecida):
Yo: qué te pasa
Ella: nada
Yo pensando: “mierda, está mal, pero tengo que irme, le voy a decir OK” y además lo maquillamos para no sentirnos mal con un “si no quiere hablar de ello, ella sabrá” o “no voy a presionar, cuando esté preparada me lo contará” o “pff qué pereza abrir la caja de pandora ahora”.
Es un clásico. Aún sabiendo que le pasa algo, no querer ir más allá. Por miedo, por pereza, por lo que sea, cada cuál tendrá sus motivos.
Hoy nos toca reflexionar sobre nuestra actitud. Cuidar significa ocuparse de otra persona proporcionándole lo necesario para que esté bien.
Si salimos del ámbito de la pareja, esto mismo lo podemos aplicar a cualquier ámbito en el que nos relacionamos con otras personas.
Mi amigo Pupi suele preguntar “¿qué tal estás?” y cuando le contestan “bien” vuelve a repetir la pregunta, “no, pero ¿qué tal estás?”. Ahí rompe una barrera, ahí demuestra a su interlocutor que le importa cómo está, que no está siendo cordial, que quiere realmente saberlo.
En ese preciso instante está cuidando a la otra persona.
Preguntar honestamente cómo estás, qué te pasa o qué necesitas e insistir en que te respondan con la misma honestidad que tú planteas la pregunta es el ejercicio que te propongo hoy:
Cuando te cruces con alguien que te importa pregúntale qué tal está (haz como Pupi si es necesario y repite la pregunta para mostrar interés real y no simple cordialidad).
Si ves que alguien está “mal”, pregúntale qué le pasa, preocúpate por saber/conocer lo que le hace estar de esa manera. La mayoría de las veces la otra persona sólo necesita hablar y soltar lo que lleva dentro.
Y para terminar, pregúntale a alguien qué necesita si crees que puedes serle de ayuda con algo. No hace falta que ese alguien te muestre una necesidad. Un ejemplo: acercarte a una embarazada (que conozcas) y preguntarle con franqueza “¿qué necesitas? ¿en qué te puedo ayudar hoy?” seguro que le arrancas un lagrimón de la emoción.
Esto también es cuidar.
Si te cuesta formular una de esas 3 preguntas con total honestidad e interés en la otra persona, tómate un respiro para reflexionar sobre cuál es el motivo que te frena.
No es necesario que pases por los 3 puntos hoy, pero si completas uno de ellos y quieres compartir en los comentarios o por privado a hello@germansancho.com cómo ha ido, te lo agradeceremos infinito.
Gracias por estar al otro lado.