EJERCICIO 18 - Represión Emocional y Vulnerabilidad
Si bien no aprendimos a identificar las emociones, obviamente tampoco pudimos aprender cómo gestionarlas.
En el reto de lenguaje cinematográfico y la gestión de conflictos, explicaba cómo nos hemos hartado a ver, a través de la pantalla, modelos de masculinidad tóxica que nos decían cómo actuar. Hoy toca ir un poco más allá y analizar qué emociones se nos permiten y cuáles no, y para ello el cine nos vuelve a servir como espejo de la realidad.
Teniendo en cuenta las 4 emociones básicas (alegría, miedo, rabia y tristeza), vemos que a los hombres solo se nos han permitido la alegría y la rabia, por lo que se nos han prohibido sistemáticamente la rabia y la tristeza. Disponemos de pocos ejemplos reales de hombres tristes o con miedo, de la misma forma que carecen de estos modelos el cine, la tele o la publicidad. Un niño al que le dicen “no estés triste” cuando llora y que no tiene referentes masculinos que muestren su tristeza, es un niño condenado a enviar a la sombra toda la tristeza que pueda aparecer en él.
Disponemos de tan pocos ejemplos en los que hombres muestren sus miedos y/o tristezas, que nos guardamos esas emociones para nosotros mismos, no las compartimos, no las hacemos visibles y ello nos lleva a “gestionarlo” internamente con el tormento que pueda suponer, porque muchas veces este “gestionarlo” significa negarnos esas emociones que al igual que la alegría o la rabia nos están dando una información de alto valor.
Al mostrar tristeza o miedo asumimos que mostramos también vulnerabilidad, y a lo largo de los siglos hemos interiorizado muy bien que los hombres no podemos ser débiles ni vulnerables, porque ello nos lleva a un lugar en el que nos podemos ver sometidos, o lo que significa lo mismo, perdiendo nuestra libertad y, como seguro recordarás “nos podrán quitar la vida, pero jamás nos quitarán la libertad”. Antes muertos que sometidos ¡JÁ!
Y así vamos por la vida, luchando con quien se ponga delante nuestro, no vaya a ser que perdamos (algo), aunque aún ni sepamos lo que es.
Lo que no nos han contado, es que no podemos reprimir nuestras emociones, que la tristeza y el miedo siguen ahí por mucho que los neguemos o los disfracemos, porque “aunque el mono se vista de seda, mono se queda”.
Estoy seguro que no te costará recordar algún varón “malhumorado” por norma.
En un “padre duro” y exigente, en un tío que siempre se quejaba, en un hombre frío y poco flexible… hombres emocionalmente distantes que en lugar de mostrarse tristes ante la pérdida de trabajo o un divorcio estaban cabreados y quizás “fuera de sí mismos”.
Como dato, decir que casi el 75% de los suicidios en España son de hombres (se puede consultar en el INE) y que según expertos del Teléfono de la Esperanza, “muchas personas pierden las ganas y el sentido de la vida cuando deben enfrentarse a una situación de dolor emocional intenso, vivido como intolerable y aparentemente interminable.”
Tenemos una dimensión emocional y reprimirla o no reconocerla nos hace enfermar e incluso morir, así que aprendamos primero a reconocer nuestras emociones y luego a gestionarlas de manera que no dañen a nadie. El primer paso según los expertos, es identificar la propia vulnerabilidad.
El reto de hoy consiste completar las siguientes frases:
Estoy triste…
Me da miedo…
Mi sugerencia es que les dediques un rato a cada una y las completes con aquello que realmente te hace estar triste o te da miedo. También te sugiero que no te lo tomes a la ligera y lo escribas, pues si sólo lo piensas, se desvanecerá con mucha más facilidad que si lo escribes. Dedícate hoy un tiempo de calidad para completar ambas frases, no te llevará más de 5 minutos, pero dedícaselos sólo a eso.
Aunque parezca que el reto deja la energía un poco por los suelos, tengo que contarte que hacerlo proporciona una tranquilidad que vale la pena experimentar. A veces no sabemos a lo que le tenemos miedo hasta que realmente nos detenemos a pensarlo.
Si te apetece que comentemos algo en privado, puedes escribirme a hello@germansancho.com o si prefieres que todos nos nutramos con tu aportación, puedes dejar un comentario más abajo.
Gracias por estar al otro lado.